¿ Error o Acierto?
Aprendemos cuando salimos del error
Equivocarse es humano pero no nos sirve de mucho, porque de lo que aprendemos es de los aciertos. Esto es lo que sugieren los resultados de una investigación sobre el cerebro realizada por científicos del MIT, en la que se constató que dos regiones cerebrales concretas se activan sólo cuando hacemos las cosas bien, y no cuando las hacemos mal. Dado que las áreas activas están vinculadas con el aprendizaje y la memoria, los científicos afirman que sólo aprenderíamos de los aciertos.
Para llegar a esta conclusión, Earl K.Miller y sus colegas del Instituto tecnológico de Massachussets (MIT) obtuvieron instantáneas del proceso de aprendizaje en el cerebro de monos que mostraban muestran cómo las neuronas cambian su respuesta en tiempo real a partir de la información acerca de una acción. Cuando hay éxito, las células se ajustan mejor a lo que el animal está aprendiendo, mientras que tras un fallo no se produce apenas cambio ni mejora el comportamiento.
El objetivo de la investigación es conocer mejor los mecanismos.
Por tanto la ciencia parece dejarnos claro que errar es humano... pero acertar es mejor.
En muchas ocasiones el error induce al error. Errar y fracasar, en muchos casos (la mayoría) genera frustración y resentimiento. Y luego, en casi todas las circunstancias, se desarrollan conductas agresivas, sentimientos negativos de envidia y de reproche. Se dice que uno aprende de los errores, pero la mayoría de la gente siempre tiende a cometer los mismos errores.
Es con la estimulación positiva y con el acierto con lo que aprendemos. Y sólo con el acierto, nos sentimos bien con nosotros mismos. En el acierto uno encuentra satisfacción. Cuando aprendemos, aprendemos de los aciertos propios y ajenos. Pero siempre en comparación con los que aciertan. El error, se hace evidente con el acierto.
Lo cierto es que la historia humana y el procedimiento científico muestra una y otra vez, que aprendemos cuando salimos del error (con el acierto). Así aprendemos.
euronales
relacionando la información del entorno con la plasticidad de las
neuronas o, lo que es lo mismo, la capacidad de cambio cerebral en
respuesta a la experiencia.
Equivocarse es humano pero no nos sirve de mucho, porque de lo que aprendemos es de los aciertos. Esto es lo que sugieren los resultados de una investigación sobre el cerebro realizada por científicos del MIT, en la que se constató que dos regiones cerebrales concretas se activan sólo cuando hacemos las cosas bien, y no cuando las hacemos mal. Dado que las áreas activas están vinculadas con el aprendizaje y la memoria, los científicos afirman que sólo aprenderíamos de los aciertos.
Para llegar a esta conclusión, Earl K.Miller y sus colegas del Instituto tecnológico de Massachussets (MIT) obtuvieron instantáneas del proceso de aprendizaje en el cerebro de monos que mostraban muestran cómo las neuronas cambian su respuesta en tiempo real a partir de la información acerca de una acción. Cuando hay éxito, las células se ajustan mejor a lo que el animal está aprendiendo, mientras que tras un fallo no se produce apenas cambio ni mejora el comportamiento.
El objetivo de la investigación es conocer mejor los mecanismos.
Por tanto la ciencia parece dejarnos claro que errar es humano... pero acertar es mejor.
En muchas ocasiones el error induce al error. Errar y fracasar, en muchos casos (la mayoría) genera frustración y resentimiento. Y luego, en casi todas las circunstancias, se desarrollan conductas agresivas, sentimientos negativos de envidia y de reproche. Se dice que uno aprende de los errores, pero la mayoría de la gente siempre tiende a cometer los mismos errores.
Es con la estimulación positiva y con el acierto con lo que aprendemos. Y sólo con el acierto, nos sentimos bien con nosotros mismos. En el acierto uno encuentra satisfacción. Cuando aprendemos, aprendemos de los aciertos propios y ajenos. Pero siempre en comparación con los que aciertan. El error, se hace evidente con el acierto.
Lo cierto es que la historia humana y el procedimiento científico muestra una y otra vez, que aprendemos cuando salimos del error (con el acierto). Así aprendemos.
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